Una empresa hace embarques desde hace varios años. En total, en ocho años llegó a 25 países con 9 productos. Ahora lo hace también con productos no tradicionales como el maíz para pochoclo y arvejas verdes y amarillas
por Sebastián Plaza
BALCARCE (Corresponsal).- El gerente de la empresa Scorziello y Galella, Marcelo Oviedo, trazó un positivo balance sobre la actividad exportadora de la firma que se inició en 2010 y que ya cuenta con numerosos embarques a países de Asia, Africa, Europa y Latinoamérica.
Lo novedoso es que hace tres años comenzaron a exportar productos no tradicionales o poco difundidos en la agricultura doméstica. Se trata de maíz pisingallo (pochoclos) y arvejas verdes y amarillas.
Sin embargo, esta firma, como otras del sector, sufre las fluctuaciones del dólar y los costos de envío frente a competidores que están en diversas partes del mundo.
“Hoy nuestros principales productos son maíz pisingallo, cuyo único destino es la confección de pochoclo que está atado a la concurrencia a los cines, y las arvejas”, confió a LA CAPITAL.
El responsable de las exportaciones contó que el maíz pisingallo se envía principalmente a Ecuador, Costa Rica, Colombia y El Salvador en Latinoamérica y algo a India.
En el caso de las arvejas cuentan con dos clases: verdes y amarrillas. “Estas últimas son una fuente de proteína muy alta y muy importante para Asia. Se consume principalmente en India, Myanmar (Ex Birmania) y Nepal. Asimismo, llegamos a la Isla Mauricio en Oriente Medio”, agregó.
Oviedo comentó que la India es un mercado “gigante” porque tiene miles de millones de consumidores de arvejas amarillas. En el caso de arveja también se embarcó a India y a Senegal y Giorgia.
“Empezamos en el 2010 con productos tradicionales: principalmente maíz y trigo que fue cuando surgió el servicio de aduana en planta. Ahí comenzamos a mandar contenedores con soja a Vietnam y seguimos con otros productos no tradicionales”, recordó.
Marcelo Oviedo se mostró expectante respecto al futuro de la exportación.
El empresario reconoció que “tenemos que tener mucho cuidado con los embarques porque estamos transportando alimentos. Ese alimento va directo a consumo humano. El maíz pisingallo va fraccionado en una bolsa de 20 a 25 kilogramos que luego va directo a una sartén y de ahí a la boca del consumidor”.
En tanto, explicó que la arveja verde en su calidad Premium se traslada enlatada y la no tan Premium a granel.
El decisivo valor del dólar
Oviedo expresó que los negocios a nivel mundial aparecen por la inquietud de un país, que se transforma en un potencial comprador. “Por lo general, el comprador me dice que le están vendiendo a un precio de referencia. A partir de allí tomo una planilla de costos, considerando: la mercadería (a veces la producimos y a veces la compramos a productores), fletes, el servicio de la aduana, el Senasa, los bancos, la empresa marítima que va a cargar los contenedores, el servicio de un supervisor, fumigación y otros. Muchos de ellos están expresados en pesos. Cuando hago la planilla y el precio del dólar es muy bajo, me es insuficiente para pagar todos los costos domésticos.
Cuando se atrasa el dólar no alcanzo a cubrir todos los costos y le tengo que decir al comprador que a ese precio no le puedo vender”, así comentó cómo es un negocio de exportación.
Asimismo, agregó que a veces el negocio se da a la inversa que es cuando le solicitan cotización. En ese marco, aseguró que “hay veces que hemos tratado de vender harina porque los molinos tienen un exceso de producción y quieren exportar pero se encuentran en la misma situación respecto al dólar. Recientemente, hicimos cotizaciones a Chile y República Dominicana, donde sumamos el precio de la harina y todos los costos y nos dijeron que les convenía traerla de Ucrania al 30% más barata de la nuestra”.
Un 2018 que promete
Sin dudas, la cotización del dólar es uno de los ejes centrales a la hora de querer exportar. El exportador comentó que “cuando los vaivenes económicos se traducen en fluctuaciones del dólar hacen que cuando está barato se imposibiliten algunas ventas y, en cambio, cuando está más caro, se facilita la venta”.
En consecuencia, se mostró gratificado con la últimas subas del dólar aunque también se mostró preocupado por las subas de la energía que son otro factor de peso en las cotizaciones. “Siempre tratamos de reducir los costos al máximo para ser competitivos con el resto pero en la medida que los costos domésticos se siguen incrementando en pesos nos dificultan el negocio. Este 2018 lo veo más favorable que el 2017.Soy optimista respecto a lo que pueda pasar en el resto del año”, concluyó.
Por qué los contenedores van a Buenos Aires y no salen desde Mar del Plata
Oviedo también explicó porqué los envíos de contenedores aún se realizan desde el puerto de Buenos Aires y no desde el de Mar del Plata, hallándose éste tan cercano.
“No somos un puerto seco sino lo que se denomina aduana en planta que nos permite exportar directamente desde acá con el asesoramiento del Senasa y la Aduana. Cada vez que queremos hacer una exportación vienen las autoridades fiscalizadoras y cargamos la mercadería que será destinada a cualquier parte del mundo haciendo tránsito en Buenos Aires.
Esto nos permite exportar en contenedores. Se terminan consolidando los contenedores en planta y luego cargando los buques en Buenos Aires. No lo hacemos en Mar del Plata porque todavía no llegamos a valores competitivos. A pesar de que tenemos mayores costos de flete al tener que cargar en Buenos Aires, en lugar de Mar del Plata. Es una pena porque somos de la región de Mar del Plata y nos interesaría trabajar allí pero tenemos una planilla de costos con un sinnúmero de ítems que nos dan el FOBI, que es el costo de poner la mercadería arriba del barco. El FOBI es más caro para Mar del Plata que para Buenos Aires por los costos de entrada de los buques de un puerto a otro”.